La Fundación El Sol Sale para Todos, es dirigida por Santiago Laiolo, docente y técnico en electrónica de profesión. Motivado junto a otros profesores, se propuso llevar herramientas a las escuelas para enseñar sobre las energías renovables y el cambio climático.
El grupo arrancó haciendo visitas a las escuelas públicas, tanto en primaria como en secundaria. Iban con un panel solar a cuestas para alimentar una luz o un ventilador y mostrar cómo se convierte la energía solar en electricidad. También llevaban cocinas solares para mostrar a chicos y chicas de qué se trata el efecto invernadero.
Para Santiago y su equipo era importante que los jóvenes que pasan tantas horas mirando las redes sociales pudieran levantar la cabeza. “Se pierden un montón de cosas lindas como ver salir el sol. Entonces, todos nuestros dispositivos siempre tuvieron esa impronta, hacer que los chicos salgan, que no estén encerrados en el aula”.
A su vez, los proyectos les permitieron acercar jóvenes a la Fundación para incorporarse en diferentes actividades.
En ese ida y vuelta con estudiantes, surgió “Leyendo Energía”, el proyecto ganador del Fondo Jóvenes en Acción Climática 2025. La Fundación ya había sido seleccionada el año anterior. En la primera vuelta, construyeron una radio digital alimentada 100% por energías renovables. Al proyecto lo lideraron jóvenes de sexto año de la Escuela N°464, "Ing. y Dr. Manuel B. Bahía". Sin embargo, una vez que los chicos terminaron el colegio, el proyecto se discontinuó.
Si bien la iniciativa funcionó, Santiago reconoce que “al no ser acompañados por la institución no tuvo el impacto que pensábamos que iba a tener”. Es por eso, que con la experiencia acumulada, para este año, decidieron enseñar sobre energías renovables a través de la creación de un kit didáctico que consistió en la producción de un libro y un sol de peluche con panel solar incorporado.
Capacitarse para multiplicar
La convocatoria era para las ocho y media de la mañana de un sábado. Docentes de nivel inicial y primario formaban una fila al ingreso para registrarse. Un total de 120 maestras llenaron la sala principal. Las puertas debieron permanecer abiertas para que pudieran entrar.
Participaron 60 escuelas de manera presencial. Eran dos docentes por institución para asegurar la continuidad del proyecto. Además, debían contar con una carta de compromiso firmada por el equipo directivo del colegio para asumir la responsabilidad de multiplicar saberes.
Ese día se llevaron conocimientos pero también un kit conformado por un libro y un panel solar.
“Nuestro kit didáctico ronda los 125 mil o 150 mil pesos", asegura Laiolo para darle un valor al trabajo realizado. Se trata de un libro que han elaborado de manera colectiva llamado “El secreto del brillo de Emi” y del cual se imprimieron 300 copias. La pieza también es de acceso libre y gratuito y puede accederse a través de la web de la Fundación (https://www.elsolsaleparatodos.org/web/noticias/59 ). Además, fue graficado por uno de los jóvenes del proyecto, Dante Corradini.
La protagonista del libro, Emi, es una niña del barrio Ludueña, que se encuentra con una mariposa llamada Iris. El insecto con alas de colores la hace reflexionar sobre la naturaleza así como también sobre las actividades que realizan los humanos y cómo está presente la energía en cada acción que se produce. “La mariposa se llama Iris porque tiene todos los colores, pero también es el símbolo de la diversidad, de la inclusión, del autismo¨, resalta Laiolo.
Uno de los puntos que aborda el libro es la importancia de la alimentación sana como fuente de energía. También habla sobre la basura que se produce con los alimentos empaquetados. Esto ayuda a reflexionar “que para elaborar esos envoltorios y esa comida que no crece de la tierra, se necesitan fuentes no renovables y productos plásticos que después no se pueden reciclar en su mayoría”, explica el docente.
“El secreto del brillo de Emi” también enseña sobre la importancia de colectivizar la energía y cuenta con recomendaciones para hacer ejercicios en el aula.
Al libro se suma un panel solar en forma de sol de peluche. Este emite la melodía “Para Elisa” de Beethoven apenas entra en contacto con el sol y también vibra. “El solcito no tiene nada dentro que haga ruido, no tiene nada que genere humo, entonces, ¿cómo hace para generar energía? Con eso que está ahí adentro y así se empieza a explicar lo que es la energía solar y el porqué es útil en la reducción del impacto ambiental que tenemos”, cuenta el director de la Fundación.
El volumen de la música que sale, así como la intensidad de la vibración dependen de la cantidad de energía, “esto permite problematizar, por ejemplo, sobre lo que ocurre con la energía los días nublados", acota.
El vibrador fue incorporado pensando en chicos y chicas que tienen la visión reducida, “porque ¿cómo le explicás a alguien que no ve dónde está el sol?”, lanza el docente.
Las voces jóvenes
Leandro Gómez, tiene 17 años, y se acercó al proyecto de manera accidental. “Mi tía me habló de la Fundación porque estaba haciendo un curso ahí y entonces empecé a participar”, dice.
Para Leandro fue todo un descubrimiento: “Yo no sabía nada de energía solar, ni de electricidad, pero aprendí a hacer conexiones para que salga el sonido y la vibración, También aprendí a soldar con estaño”, señala.
Sebastián participó en el armado de los peluches. Fueron un total de 100 los que se produjeron. Para él, lo importante de ser parte de este proyecto fue que “nos dio una voz y un espacio a los jóvenes y pudimos llegar a un montón de escuelas”.