Con árboles y plantas se propusieron recrear el monte que habita en la cultura Qom

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Estela Echegaray y Silvana Talero son lideresas del pueblo Qom en Rosario y viven en el barrio Los Pumitas, al noreste de la ciudad. Fueron ellas quienes envalentonaron a las y los jóvenes de la comunidad a presentar una iniciativa para el Fondo Jóvenes en Acción Climática que finalmente terminó ganando. 

Estela llegó desde Chaco a Rosario cuando tenía apenas tres años. Silvana tenía cinco: “Nosotros venimos con una herida grande que es la discriminación”, dice y cuenta además que su hermana la pellizcaba en el jardín de infantes para que no hablara y no notaran que no manejaban el castellano. Reconoce que la maestra también la trataba mal. 

Aunque Silvana y Estela entienden la lengua toba, las palabras siguen sin poder brotar de sus bocas. Por eso quieren recuperar su lengua, pero también sus conocimientos ancestrales. Sobre esto último, versa el proyecto “Biocultural Qadhuoqte”, a través del cual se propusieron recrear el monte que habita en la cultura Qom. 

Esta iniciativa nace porque sienten que vivir en la ciudad se vuelve difícil sin ser parte de la naturaleza. “En los barrios atravesados por el cemento, la basura y el abandono, sembrar monte es sembrar esperanza”, dicen. 

Quieren que el barrio se inunde de frutales y plantas medicinales. “Nosotros venimos de una etnia que ama la naturaleza”, señala Silvana.

Para llevar adelante la iniciativa, lo primero que hicieron fue organizar una recorrida por su barrio para saber qué vecinos querían sumar plantas en su jardín. Con los datos en mano, organizaron la entrega de 113 plantas para el 5 de septiembre, Día de la Mujer Indígena. 

La cita era a las dos de la tarde en el pasaje San José y el Club Social Qadhuoqte. Montaron un escenario, había música y las plantas que iban a ser entregadas. Fueron invitadas mujeres de los pueblos Colla, Mapuche y Mocoví además de Qom a liderar la ceremonia que incluyó discursos, cantos y sahumado. “Nos pareció que tenían que estar porque son las primeras luchadoras que estuvieron en Rosario reivindicando la historia”, señala Silvana haciendo referencia a Ofelia Morales, Irene López y Marta Choque. 

Ese día se entregaron limoneros, naranjos, lavanda, ruda, mandarinos, rosa, buscapina, lapacho, menta, burrito, entre otras plantas y árboles. “Nosotros siempre vemos que en las grandes ciudades se consume mucha aspirina, buscapina, muchas medicinas que vienen de un laboratorio”, apunta Silvana. Por eso, la idea de entregar estos ejemplares fue sumar un ser vivo a los hogares y que no usen químicos. Además, suman a la reforestación del barrio.

Ser parte del Fondo Jóvenes en Acción Climática

“Era como medio raro que nosotros ganemos, sabiendo que había otros chicos con otros proyectos con más tecnología”, dice Estela ante la sorpresa que le produjo la notificación de haber sido seleccionados. 

Ahora se sienten con más fuerza y quieren seguir sosteniendo las enseñanzas de su pueblo. También también trabajar la tierra, visibilizar el trabajo de los artesanos y fortalecer la enseñanza de la lengua que consideran primordial.

La cuestión de la lengua está clavada en lo más profundo del corazón: “Mi tía es maestra bilingüe en el norte y me dijo: "Hija, tenés que hablar la lengua materna porque si no vas a hacer rama, la cortás y tu generación no va a hablar tu lengua”.

"Entonces somos rama nomás y las raíces son ellos, los que hablan el idioma”, reflexiona.